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Noble Profesión- Microrrelato

—Quizá sea mejor no llevarles la contraria —-, pienso y les dejo a ellos el compartimiento de bagaje. —O vendrá seguridad.

Avanzo a buscar otro lugar para mi mochila descarapelada que va cumpliendo ya tres horas con un zapato viudo más, el izquierdo.

Regreso a mi lugar. A un lado, junto a la ventana con vista al aeropuerto, va una señora en sus sesentas.

—Dime, ¿qué lo lleva a Monterrey? —me pregunta la loca.
Miento.
—Familia.
El avión empieza a avanzar.
—¿Trabaja? 
—dice. 
—Vendo zapatos
—¡Noble profesión! Quizá me podrá dar un descuento. ¿Qué clase?
Sé que no me dejará en paz sin confesión.
—Izquierdos.
—¿Y los derechos?
Susurro: —¡Se van a la morgue!

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Una Lección de las Golondrinas

Mirando las golondrinas en la esquina de nuestra cochera... Los tres pajarillos en su nido aguardan... esperando solo una cosa: el alimento que les traerán papá y mamá. Y mamá y papá, son un equipo. Un equipo muy diligente, dedicado a cumplir una única tarea. ¿La misión? Alimentar a sus polluelos para que crezcan y se conviertan en las golondrinas que el próximo año estarán haciendo la misma cosa que ellos. Criar a la siguiente generación. Papá y Mamá golondrina cooperan, no para enriquecerse, hacerse famosos, ser de buen nombre... No, sino que trabajan para criar a sus polluelos, juntos . ¿No es esto lo que Dios describe como el rol de los padres en la familia? ¿De la unidad en el matrimonio? La crianza de los hijos es una comisión sumamente importante. Es de gran estima, algo inapreciable. No se puede llevar a cabo con éxito si no es con el poder de Cristo en la vida de dos creyentes. Creo que podemos aprender varias cosas de las golondrinas, y de muchos animales.

Iturbide

 Por Natalia Santana Navarro                         Agustín de Iturbide nació en 1783 en Morelia. Nació dentro de la vida de un criollo: su padre, quien tenía amistad con el  cura Miguel Hidalgo, era español, mientras que su madre era criolla. A los 15 años de edad, Iturbide ya trabajaba y era buen jinete en el ejército.  Se casó los veintidós años con la hija de un importante comerciante y hacendado. El Virrey Calleja lo promovió a teniente del ejército a esa misma edad. Agustín Itrubide, quien  como soldado era exigente y cruel,   no perdía sus batallas. Y en lo político, Iturbide no simpatizaba con el movimiento Insurgente, parcialmente porque estos habían dañado propiedad de su padre. Fue el negarse a participar en la insurrección de 1810 que lo ascendió a capitán.                              Por ser acusado de hacer mal uso de recursos, fue expulsado del ejército. Sin embargo,  en 1820,  el Virrey Apodaca lo asignó   jefe de tropas para combatir al ejército de Vicente Gue