La chispa
que encendió la independencia tiene otro nombre, y ese es, Reformas Borbónicas.
Estas reformas fueron leyes establecidas en 1765 por el rey Borbón, Carlos III
que hacía dos años había sido derrotado por Inglaterra en La Guerra de los
Siete Años.
Antes de las leyes, los Criollos (españoles
nacidos en la Nueva España) eran personas importantes—después de los Españoles
Peninsulares—y ocupaban puestos altos en el gobierno. La Audiencia estaba
compuesta mayormente de Criollos. Estas personas aunque no ocupaban los puestos capitales,
por ejemplo el puesto de Virrey, estaban prácticamente a cargo del
gobierno.
En 1765 todo cambió, pues un hombre de nombre José Gálvez, arribó en la Nueva España para instituir las Reformas Borbónicas. Las reformas sí traían beneficio, pero solo para personas que ocupaban cargos importantes y a españoles; a otros, perjudicó. Estas leyes quitaron a los Criollos del gobierno e instalaron a españoles en sus puestos. El rey igualmente sustituyó a los “funcionarios del virrey por los nuevos intendentes.” El poder fue arrebatado de las manos de los Criollos.
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José de Gálvez |
Otro decreto fue el de la expulsión de los Jesuitas, el cual se llevó a cabo en 1765. Los Jesuitas, quienes habían morado en la Nueva España por ya doscientos años, tendrían que irse de todo territorio español con no más que sus libros de oración y las prendas que llevaban puestas. Esto fue una “pérdida intelectual y moral” para la colonia.
Puertos fueron abiertos para el comercio de plata,
ya que la Nueva España producía bastante de esta, y la cual era el centro de interés
del monarca. Se abrió un colegio de minería
en 1789 del cual “surgen las primeras generaciones de profesionales de esa rama en el país,” que hoy en día es el
Palacio de Minería.
En 1804 cayó el golpe más fuerte sobre la Nueva España. El incremento de impuestos no le bastaba al rey para sus luchas contra Francia e Inglaterra. Los novo-hispanos fueron obligados a soltar sus pertenencias para pagar deudas a la iglesia la cual igualmente funcionaba como banco. La iglesia cobraba sus deudas, daba la vuelta y lo ofrecía todo al rey, Carlos III. La hacienda del cura Hidalgo fue arrebatada, lo cual causó el suicidio su hermano. No mucho se sabe de lo que el cura dijo en el famoso Grito de Dolores, pero algo que coincide en muchos escritos es que Hidalgo dijo “Abajo a los tributos.”
Las Reformas Borbónicas encendieron la
independencia. Y en muchos aspectos se puede ver que el motivo de estas leyes y
la explotación de los indígenas, de la Nueva España en general, fue el amor al
dinero. 1 Timoteo 6:10 dice “Porque raíz de todos los males es el amor al
dinero…” Y a lo largo de la historia este versículo se refleja tan claro como en
un espejo.
Escrito por Natalia Santana Navarro
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